sábado, 17 de enero de 2009

Literatura subterránea



Dostoyevski es voz y no razón. Así lo anota Coetzee, epígono de los escritores del subsuelo; Dostoievski y Kafka como máximos exponentes:"Mucho más poderosos que el contenido de su argumento, que no es fuerte, son los acentos de angustia, la angustia personal de un alma incapaz de soportar los horrores de este mundo.Es la voz de Iván tal como la presenta Dostoyevski, no su razonamiento lo que me emociona". Coetzee se refiere al quinto capítulo de la segunda parte de Los hermanos Karamazov. (J.M. Coetzee,Diario de un mal año).
Dostoievski es la emoción; la emoción de los afectos desesperados envuelto en resabiada ingenuidad cristiana (psicología metafísica). Así lo describe Nathalie Saraute en su ensayo De Dostoievki a Kafka: "¿ Hay algo más apropiado, en verdad, que esas interrogaciones apasionadas y esas respuestas;que esos acercamientos , retrocesos fingidos , huidas;que esas persecuciones, zalamerías y roces; que esos choques, caricias, mordiscos; que esos abrazos, para caldear, agitar, hacer brotar y esparcir al exterior la inmensa masa temblorosa cuyo flujo y reflujo incesante, bajo una vibración apenas perceptible, constituye el propio latir de la vida?.
Agitado por la presión del tumulto, el envoltorio que contiene a aquella materia se tensa y se desgarra. Se produce como un desplazamiento , de fuera hacia adentro, hacia el centro de gravitación del personaje, que la novela moderna no ha cesado de acentuar.
Con frecuencia se ha señalado la impresión irreal que producen los personajes de Dostoievki- vistos como en negativo- a pesar de las descripciones minuciosas que el escritor se creyó obligado a realizar para satisfacer las exigencias de la época.
Ello se debe a que sus personajes tendían a covertirse en lo que, después, serían cada vez más los personajes novelescos , no tanto ya tipos humanos de carne y hueso, como aquellos que creíamos percibir a nuestro alrededor y cuya infinita enumeración parecía ser el objetivo esencial del novelista , sino simples soportes , sostenes de conflictos todavía inexplorados , y que podemos encontrar con frecuencia en nosotros mismos".
Después de Dostoievki y Kafka la novela ya no es un espejo ante el camino, es un espejo de nuestros conflictos personales anegados en un inmenso estupor vacío, una incomprensión definitiva y total. La tarea de los epígonos está en sacar a flote lo subterráneo y no encontrar más que cinismo o/y lucidez. No es poca tarea.

3 comentarios:

  1. Es curioso,con todo ésto,he vuelto a zambullirme por n vez en las memorias de la Casa de los Muertos.Y bien,un libro que me deslumbró cuando era un chaval y todavía tiene la potencia conmovedora y anacrónica.Esto es aquello sobre lo que el tiempo no tiene poder.En cuanto a Coetzee,ya dire algo cuando lo acabe.Como los libros llegan a mi exhaustos,casi al final de su vida, en estos dias,aparecieron unos ensayos de Unamuno y una extraña y risueña biografía del cura Merino,personaje que a mi me ha fascinado un rato,...estos grandes y violentos reaccionarios...lo digo por el cura,no por don Miguel,aunque tambien éste tenia su veta y fue enterrado en medio de un bosque de brazos a la romana.Y en esto andamos.

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  2. Hay quien le echa más que voluntad y,del anocronismoreaccionario saca lectura para uso de sarcozys al uso de tiempos inciertos. Me refiero a Antoine Compagnon y sus antimodernos plus-modernos. Quizás sea eso lo único positivo que se pueda sacar a lo anacrónico; eso y seguir dialogando con los clásicos, pues, como dice el francés, sentando cátedra- ¿Para qué sirve la literatura?, El Acantilado- rehabilitan el lenguaje iluminando territorios aún no nombrados de la realidad.
    Lo de los brazos romanos salmantinos,lo tomaremos como una paradoja e ironía más ,delparadójico catedrático de griego.
    De Cura Merino a Cura Merino. Hay un homónimo del castellano guerrillero pero liberal: Martín Merino, el regicida - llamado "Cura Merino, el apóstata,en Francia-." lavar el oprobio de la Humanidad vengando la necia ignorancia de los que creen que es fidelidad aguantar la infidelidad y el perjurio de los Reyes". Así contestó en el juicio tras atentar con recio acero de Albacete, sobre el cuerpo regio de Isabel II el dos de febrero de 1852. Preguntado por los supuestos cómplices, contestó :"Creéis que en España hay dos hombres como yo?. La aventura del riojano bien la cuenta en su libro Héctor Vázquez-Azpiri. Libro que salta freceuntemente en nuestros rastros.
    Un saludo.

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  3. Cierto.El otro Cura Merino,el regicida... parece ser que hasta el puñal que utilizo en su intento,fue reducido a limaduras de hierro y esparcido..joer,que voluntad de acabar con el hombre que se había atrevido a atentar contra la monarquía.Todo un detalle de nihilismo feroz.

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