miércoles, 11 de marzo de 2009

Laura (1944)






LAURA
EE. UU., 1944
Título original: Laura
Dirección: Otto Preminger
Guión: J. Dratler, R. Lardner, S. Hoffenstein, B. Reinhardt y J.Cady, sobre una novela de Vera Caspary
Producción: Otto Preminger para 20th Century Fox
Música: David Raksin
Fotografía: Joseph LaShelle

Reparto: Gene Tirney (Laura Hunt); Dana Andrews (teniente McPherson); Clifton Webb (Waldo Lydecker); Vincent Price (Shelby Carpenter); Judith Anderson (Ann Treadwell)

Comentarios de: Antonio Quintana Carrandi.Sitio de cienciaficción de Francisco José Súñer Iglesisas.


El relato de cómo se rodó una película de las consideradas míticas es incluso más fascinante que la historia que narra el film en cuestión. Esto es lo que ocurre con LAURA, una de las obras cumbre del Cine Negro Americano, cinta de culto para los cinéfilos y, quizás, la obra más personal de ese genio del Séptimo Arte que fue el director austríaco afincado en Hollywood Otto Preminger.
Preminger, que llegó a USA en 1935 huyendo del nazismo, entabló amistad con el productor cinematográfico Joseph Schenck. Esta amistad influiría de forma determinante en su futura carrera en Hollywood, ya que Schenck fue quien convenció a Darryl Zanuck, el Gran Jefe de la 20th Century Fox, para que le contratara. Preminger entró a formar parte de la gran familia de la Fox, pero pronto surgieron las diferencias entre el todopoderoso magnate del Estudio y el todavía desconocido director teatral austriaco. Zanuck también era amigo de Schenck, y por eso accedió a contratar a Preminger, pero la forma de trabajar de éste no le gustaba, así que le asignó una serie de films de bajo presupuesto. Preminger era un perfeccionista, y a pesar de verse relegado a trabajar en películas mediocres, trató de mejorarlas en la medida de lo posible. Así, por ejemplo, alteró el guión de KIDNAPPED, producción de 1938 concebida como vehículo de lanzamiento del actor Freddie Bartholomew, lo que provocó que Zanuck, furioso, le apartase de la dirección, relegándole a tareas de producción.
La entrada de EE UU en la II Guerra Mundial fue una bendición para la carrera de Preminger. Darryl Zanuck, teniente coronel del US Army en la Reserva, marchó a la guerra y fue sustituido en su cargo al frente de la Fox por William Goetz. Gracias al nuevo jefe, Otto pudo dirigir MARGIN FOR ERROR, film dramático interpretado por la bella Joan Bennett y por él mismo, ya que, aunque es más conocido por sus facetas de productor y director, Preminger fue también un actor de notable talento. A Goetz, polo opuesto de Zanuck, le gustó el modo de trabajar del austriaco y le ofreció un contrato por siete años, posteriormente ampliado a diez, con la posibilidad de producir sus propias películas, y, lo que era más importante para Otto, dirigirlas.
En 1944 Preminger presentó a la Fox el proyecto de LAURA, basado en la novela homónima de Vera Caspary, pensado inicialmente como un film de Serie B. Otto estaba entusiasmado con la idea de producirlo y dirigirlo, pero en ese momento surgieron las complicaciones. Aunque la guerra todavía no había terminado, Zanuck volvió a casa y, tras lograr que Goetz abandonara los estudios, se puso de nuevo al frente de los mismos con su habitual talante absolutista. Lo primero que hizo fue convocar a todos los productores y directores de la Fox en su casa de Santa Mónica. Zanuck fue muy duro y muy claro con Preminger. Mientras yo esté al mando -le dijo- tú no volverás a dirigir una película. Otto trató de conseguir que Darryl cediera y le permitiera dirigir LAURA, pues, al fin y al cabo, era un proyecto suyo. Pero el magnate de la Fox no dio su brazo a torcer, aunque estuvo de acuerdo en que Preminger produjera la cinta.
Con el Gran Jefe de nuevo en la brecha, LAURA se convirtió en un proyecto de Serie A, ya que cuando Zanuck leyó el magistral guión de Preminger se prendó literalmente de él, y a partir de ese momento lo tomó bajo su supervisión personal. Pero los problemas no habían hecho más que empezar. Zanuck quería que los papeles principales los interpretasen Jennifer Jones y John Hodiak, o en su defecto, Heddy Lammar y Laird Cregar. Preminger, por su parte, había apostado desde el principio por el reparto con el que finalmente se rodaría el film, y poco a poco fue convenciendo al todopoderoso magnate de los estudios. El principal escollo fue Clifton Webb, al que Zanuck no quería ni ver delante porque era homosexual. Otto insistió, alabando el talento interpretativo de Webb. Incluso pidió a Zanuck que le acompañará a ver la representación de la obra de Noel Coward BLITHE SPIRIT en el Teatro Biltmore de Los Ángeles, de la que Webb era el protagonista. Como Zanuck se negó, Preminger filmó algunas secuencias de la obra y se las mostró. A pesar de sus prejuicios, el Gran Jefe no tuvo más remedio que reconocer que Webb era el actor idóneo para dar vida a Waldo Lydecker. Por fin el reparto estaba completo. En lo que a los intérpretes se refería, el realizador austriaco había conseguido salirse con la suya. Pero el Gran Jefe seguía oponiéndose a que Preminger dirigiera la película, optando por poner al frente de la realización a Rouben Mamoulian. Éste empezó a rodar inmediatamente, pero, cuando Zanuck vio las secuencias filmadas, comprobó que Rouben no había conseguido captar la magia del guión y decidió sustituirle. Sin embargo, no podía despedirle sin más. Antes tenía que encontrar a quien pudiera hacerse cargo del film de inmediato, de manera que el rodaje no se interrumpiera, con las consiguientes pérdidas de tiempo y dinero que esto acarrearía. Darryl ofreció la dirección de LAURA a Lewis Milestone primero, y luego a Walter Lang, pero éstos eran amigos de Preminger, sabían cuánto deseaba éste dirigir la película y rechazaron la oferta. Zanuck no quería doblar la rodilla ante Preminger, pero al final, en vista del insatisfactorio trabajo de Mamoulian, no le quedó más remedio que hacerlo. Se reunió con Otto, vieron las secuencias rodadas por Mamoulian y después, Zanuck preguntó al austriaco: ¿Crees que debería despedirle? Sí, dijo Preminger. De acuerdo; empiezas el lunes, respondió lacónicamente el Gran Jefe.

LauraPreminger se puso manos a la obra. Lo primero que hizo fue ordenar que se cambiasen el vestuario y todos los decorados. Mamoulian había encargado un retrato de Laura de pequeño tamaño, pero Otto, consciente de la importancia que tenía aquel cuadro en el desarrollo psicológico de la historia, ordenó hacer otro casi tres veces mayor. Lucien Ballard, director de fotografía con Mamoulian, fue despedido y Preminger llamó a su propio fotógrafo, Joseph La Shelle. Todo parecía ir viento en popa, pero Otto aún tuvo que hacer frente a la declarada hostilidad de los miembros del reparto, a los que Mamoulian había puesto en contra suya. De todas formas, y en honor a la verdad, hay que decir que el austriaco era famoso por su férreo carácter y su nula predisposición a aceptar las sugerencias de los demás, lo que provocó numerosos choques entre los actores y el director. La relación de Preminger con Webb fue tan difícil que incluso tuvo que paralizarse el rodaje durante varias semanas, lo que ciertamente irritó a Zanuck. No obstante, Preminger trataba de evitar, en la medida de lo posible, las disputas con el actor, ya que éste había incluido en su contrato una cláusula por la cual, si no se le trataba correctamente, abandonaría su trabajo en el film. Curiosamente, años más tarde el director dio públicamente la razón a Clifton Webb, reconociendo que las diferencias entre ellos, que en un primer momento causaron bastantes problemas durante el rodaje, redundaron a la larga en beneficio del resultado final de la película.
Para Preminger LAURA fue el mayor triunfo de su carrera. Se salió casi completamente con la suya, puesto que sólo tuvo que ceder ante el estudio en un detalle: la música. El director quería que el tema central del film fuera SOPHISTICATED LADY, del gran Duke Ellington. David Raksin logró convencerle para que utilizara una partitura original. De acuerdo; tienes tres días para componerla, le dijo Otto. Raksin tenía razón. La música de LAURA está considerada actualmente como una de las melodías más hermosas y sugerentes que se hayan compuesto para la banda sonora de una película. Por desgracia, el tema de Raksin ni siquiera fue nominado para los Oscars de ese año.
Por fin concluyó el rodaje de LAURA, y Otto tuvo que enfrentarse de nuevo al Gran Jefe. A Zanuck no le gustó ni pizca el final previsto por Preminger, y le exigió que lo cambiara. En vano trató el realizador de hacer entrar en razón al jefazo de la Fox. Éste se mostró intransigente. O cambiaba el final, o lo echaban a la calle. De modo que Preminger reunió al reparto y filmó de nuevo los últimos quince minutos de la película. Zanuck preparó una proyección especial del film sólo para él mismo y su gran amigo Walter Winchell, que era a la sazón el periodista más importante e influyente de los EE UU en aquella época. A Winchell le encantó la cinta, pero comentó que no le convencía el final, y preguntó a Darryl si pensaba cambiarlo. Esto fue determinante para que Zanuck se decidiera a incluir en la película el final tan cuidadosamente planteado por Preminger, coronando así una de las mayores obras maestras de la historia del cine. Por primera vez en la historia del Séptimo Arte, un director vencía a los todopoderosos estudios.
El argumento de la película se estructuraba como un clásico relato policial. Laura Hunt, bella ejecutiva de una importante firma publicitaria, ha sido brutalmente asesinada en su lujoso apartamento. Alguien le ha disparado a la cara, a quemarropa, con una escopeta. El teniente Mark Macpherson, de la brigada de Homicidios, se hace cargo de las investigaciones, concentrando sus pesquisas, como es lógico, en el círculo íntimo de la difunta, compuesto por su tía, Ann Treadwell, un empleado de la firma publicitaria con el que Laura parecía dispuesta a casarse, Shelby Carpenter, y un prestigioso escritor y periodista de mediana edad, Waldo Lydecker, que adoraba a la joven. Mientras el detective va descubriendo las curiosas y a menudo tensas relaciones entre la víctima y estas tres personas, va sintiéndose cada vez más atraído por la sugestiva personalidad de la difunta. En su apartamento Laura tiene un retrato al óleo que le hizo uno de sus muchos pretendientes, y muy a su pesar, Macpherson queda prendado de la increíble belleza de la muchacha. Tal es la fascinación del policía por ella que, cuando Ann Treadwell encarga a un marchante de arte que venda las propiedades de Laura, pretende comprar el maravilloso retrato. Una lluviosa noche Macpherson acude al apartamento de la joven, y poco después, se presenta Lydecker. El escritor se burla de la obsesión del policía por la muchacha y de su pretensión de adquirir su retrato. Waldo también quiere recuperar ciertas cosas que, según dice, le prestó a Laura: un biombo, un valioso jarrón y un reloj de carillón, y le propone a Macpherson un intercambio. Él se ocupará de que el marchante de arte le venda el retrato, a cambio de que le permita llevarse sus cosas del apartamento de Laura. Obviamente, el detective echa al escritor con cajas destempladas. Poco después, tras servirse una copa, y mientras contempla ensoñadoramente el retrato de Laura, Macpherson se queda dormido en un sillón. De pronto, un ruido le despierta, y el duro detective no puede dar crédito a sus ojos. Ante él se encuentra, en carne y hueso, la mismísima Laura Hunt. Tras la primera sorpresa, el teniente recobra el hilo de la investigación con su profesionalidad habitual. Si Laura está viva, la muerta debía ser otra mujer. Y en efecto, la muchacha asesinada resulta ser una modelo de la agencia publicitaria. La pregunta es, ¿qué hacía aquella chica en el apartamento de Laura Hunt? Mark Macpherson apenas puede disimular su alegría al descubrir que Laura vive, pero allí se ha cometido un asesinato y él debe encontrar al culpable, que puede ser cualquiera... incluida la propia Laura.

Buena parte del éxito de LAURA recae en su maravilloso reparto, sabiamente seleccionado por Preminger, que era uno de esos estupendos realizadores que no sólo sabían hacer buenas películas, si no que también tenían un olfato especial para dar con los intérpretes más adecuados para ellas.
Gene Tirney, nacida en Brooklyn (New York) en 1920, gozó de una esmerada educación a la europea. Modelo publicitaria, hizo sus primeros pinitos interpretativos en Brodway, siendo posteriormente contratada por la 20th Fox. Curiosamente, tuvo papeles de protagonista desde el inicio de su carrera, algo poco común en el cine, y mucho menos en aquella época. Debutó en LA VENGANZA DE FRANK JAMES, de Fritz Lang, junto a Henry Fonda, trabajando posteriormente en films de calidad, tales como EL RENEGADO, de Irving Pichel, donde compartió cartel con Paul Muni, y LA RUTA DEL TABACO, a las órdenes de John Ford. Notables fueron también sus trabajos en EL EMBRUJO DE SHANGAI, de Josef von Sternberg, EL FILO DE LA NAVAJA, de Edmund Golding, EL HIJO DE LA FURIA, de John Cromwell, EL DIABLO DIJO NO, de Ernest Lubitch, y NOCHE EN LA CIUDAD, de Jules Dassin, ésta última junto a Richard Widmarck, uno de los mejores villanos del cine clásico. El gran Joseph Leo Mankiewicz la dirigiría en dos espléndidas cintas: EL CASTILLO DE DRAGONWYCK, en la que daba vida a una mujer atormentada por su malvado esposo, interpretado por Vincent Price, y EL FANTASMA Y LA SEÑORA MUIR, maravillosa historia en la que compartió protagonismo con el genial Rex Harrison. En 1945, Gene fue nominada al Oscar a la mejor actriz por su fabulosa interpretación en QUE EL CIELO LA JUZGUE, de John M Sthal, film en el que compuso magistralmente uno de sus escasos papeles de malvada. Pero el premio se lo llevó Joan Crawford por ALMA EN SUPLICIO, de Michael Curtiz. Una lástima, porque la interpretación de Tirney en el film de Sthal fue muy superior a la de Crawford en el de Curtiz.
Pero fue el personaje de Laura Hunt en ésta película de Preminger el que daría a Gene Tirney fama universal. LAURA no convirtió a Gene Tirney en un mito erótico del cine, como le ocurrió a Rita Hayworth con GILDA, de Charles Vidor; pero hizo de ella el ideal femenino de muchos hombres que buscaban en la mujer algo más que atractivo sexual. Su belleza de ensueño, aunada con su exquisito distanciamiento, le permitían competir en igualdad de condiciones con las sex-symbols de su época, a las que superaba en inteligencia y cualidades artísticas. Zanuck dijo de ella: Es la mujer más bella de la historia del Cine. Y el autor de este ensayo está totalmente de acuerdo. La vida de Gene no estuvo exenta de problemas. Mantuvo una tormentosa relación con el príncipe Alí Khan, que también fue esposo de Rita Hayworth, y cuando llegó la ruptura definitiva entre ambos, Gene sufrió una fuerte depresión que la obligó a recluirse durante algún tiempo en un sanatorio. Superada esta crisis, regresó al cine a comienzos de los sesenta, trabajando de nuevo a las órdenes de Preminger en TEMPESTAD SOBRE WHASHINGTON, uno de los films políticos más realistas que se hayan filmado. Poco a poco fue apartándose del cine, apareciendo sólo ocasionalmente en alguna serie de televisión. Un enfisema acabó con su vida en 1991, cuando contaba setenta años de edad.
El papel del teniente Macpherson recayó sobre Dana Andrews, uno de los duros más emblemáticos de Hollywood. Nacido en 1909 en Misisippi, Dana llegó a Los Ángeles en 1931, con la intención de intentar triunfar como cantante. Pero tras diversos avatares, acabó firmando un contrato con Samuel Goldwyn, iniciando así su brillante carrera como actor. Debutó en 1940 en el western EL FORASTERO, de William Wyler, junto a Gary Cooper y Walter Brennan. En 1941 intervino en tres estupendas cintas: BOLA DE FUEGO, fabulosa comedia de Howard Hawks, con Gary Cooper y la sin par Bárbara Stanwyck; la ya citada LA RUTA DEL TABACO, de Ford, nuevamente con Gary Cooper y Gene Tirney, y AGUAS PANTANOSAS, de Jean Renoir, con la guapa Anne Baxter. Resultaría tedioso enumerar aquí todas sus excelentes interpretaciones a lo largo de los años. Baste decir que durante las décadas de los cuarenta y cincuenta trabajó activamente, participando en muchas de las mejores películas de entonces. Pero, al igual que ocurrió con Gene Tirney, fue su actuación en LAURA la que le catapultó a la fama, convirtiéndole en uno de los actores más característicos del cine negro americano. Andrews cayó en la trampa del alcoholismo, lo que estuvo a punto de costarle la vida en dos accidentes de coche. Aunque su adicción al alcohol refrenó su carrera, obligándole a aceptar trabajos alimenticios en películas de bajo presupuesto y escasa calidad, todavía consiguió participar en films de buena factura, tales como LA SENDA DE LOS ELEFANTES, de William Dieterle, o MIENTRAS NUEVA YORK DUERME, de Fritz Lang. A principios de los años setenta logró vencer su alcoholismo, dedicándose a partir de entonces a concienciar a los jóvenes sobre los peligros de tan nefasta adicción. Enfermo de Alzheimer, falleció en 1992 de una neumonía.

Laura y WaldoVincent Leonard Price, que da vida al apuesto aunque superficial Shelby Carpenter, nació en San Louis, Missouri, en 1911. Al igual que Gene Tirney, tuvo una buena educación, ya que curso estudios de Historia del Arte en la universidad de Yale y en el Courtaul Institute de Londres. Atraído por el teatro, se subió a un escenario por primera vez en 1935. Su primer trabajo importante en el cine fue en BRIGHAM YOUNG, de Henry Hathaway, donde interpretó al mormón Joseph Smith. Un año antes de ésta película de Hathaway, Price había intervenido en una cinta de terror gótico, LA TORRE DE LONDRES, de Rowland V Lee, junto al mítico Boris Karloff. Por aquel entonces, Vincent no podía sospechar que su futuro profesional en el mundo del cine estaría íntimamente ligado al fantástico. En los años cuarenta hizo de villano en numerosos films, siendo su etapa más interesante la de los años cincuenta y sesenta, décadas durante las cuales protagonizó algunos de los títulos más emblemáticos del cine fantástico como, por ejemplo, la mítica LA MOSCA, de Kurt Neumann. Pero sus mejores interpretaciones las realizó a las órdenes de ese genio del cine de bajo presupuesto que fue Roger Corman, que llevó a la pantalla las mejores adaptaciones de relatos del maestro Edgard Allan Poe, protagonizadas todas ellas por Price. LA CAÍDA DE LA CASA USHER, EL POZO Y EL PÉNDULO, EL CUERVO o LA MÁSCARA DE LA MUERTE ROJA fueron cintas de Serie B de enorme éxito en su época, que acabaron por convertirse en films de culto para los cinéfilos y consagraron definitivamente al dúo Corman / Price como uno de los equipos más eficaces de la historia del cine. Sin embargo, sería la magnífica composición que hizo del atractivo pero banal Shelby Carpenter en LAURA la que le catapultó a la fama. Una de sus últimas apariciones fue en EDUARDO MANOSTIJERAS, ese maravilloso cuento pergeñado por Tim Burton, en el que dio vida al inventor que construía al bueno de Eduardo. Vincent Price falleció en 1993.
Cuando intervino en LAURA, Judith Anderson ya era una actriz de renombre, gracias sobre todo a su insuperable caracterización como la inquietante señora Danvers, ama de llaves de Maxim de Winter en REBECA, primera película americana de Alfred Hitchcock. Miss Anderson había nacido en 1898 en Adelaida, Australia. Tras una corta pero fructífera carrera teatral en su país natal, emigró a los EE UU en 1918. Sus comienzos en el Nuevo Mundo no fueron fáciles, viéndose obligada a recorrer el país con una compañía teatral de segunda fila. Pero su suerte cambió a partir de los primeros años treinta, cuando tuvo la oportunidad de actuar en obras de cierta importancia y su nombre comenzó a brillar en Broadway. Hitchcock, recién llegado a la Meca del Cine, se fijó en ella, decidiendo que era la actriz ideal para encarnar a la siniestra señora Danvers. Esta sería su interpretación cinematográfica más celebrada. Volvería a interpretar un personaje similar en EL EXTRAÑO AMOR DE MARTHA IVERS, un tenso drama de Lewis Milestone, junto a actores de la talla de Van Heflin, Bárbara Stanwyck y un jovencito Kirk Douglas. Pero a pesar de su éxito en el cine, Anderson no descuidó su trabajo en los escenarios teatrales, en los que compartió cartel con los mejores actores de la época, tales como Laurence Olivier (con el que había trabajado en REBECA) John Gielgud o Maurice Evans. Amaba las tablas, pero nunca dejó el cine, participando a lo largo de su dilatada carrera en films de todos los géneros. Fue la vieja y despótica india que martiriza a Richard Harris en UN HOMBRE LLAMADO CABALLO, de Elliot Silverstein, y la Suma Sacerdotisa vulcaniana de STAR TREK III: EN BUSCA DE SPOCK, de Leonard Nimoy. Incluso participó en un patético culebrón yanky titulado SANTA BÁRBARA, lastimosa producción que superaría ¡el millar de episodios! Curiosamente, murió en Santa Bárbara, California, en 1992.
Hemos dejado para el final al que, sin la menor duda, es el alma de este impresionante film de Preminger, Clifton Webb, uno de los actores más completos de la historia, que nos ofreció en LAURA la actuación más genial de su carrera. Webb, nacido en Indianápolis en 1889, era actor, cantante y bailarín, y en las tres facetas brilló esplendorosamente. Se subió a un escenario teatral a la temprana edad de siete años, nada más y nada menos que en el mítico Carnegie Hall, formando parte del Teatro de los Niños de Nueva Cork. A partir de ahí, su vida quedaría eternamente ligada al mundo del espectáculo. Durante las dos primeras décadas del siglo XX, Webb no paró un segundo, actuando en revistas, vodeviles y operetas de considerable éxito, a menudo junto a su madre, Mabelle A Parmalee. En los felices veinte arrasó en Broadway, al tiempo que aparecía en varias películas mudas. En 1923 protagonizó la comedia teatral original de Lynn Starling MEET THE WIFE, en la que actuaba también un jovencito de veinticuatro años llamado Humphrey Bogart. En Broadway, Webb era literalmente el amo, y sus actuaciones en Londres eran veneradas por la crítica. Otto Preminger quería al mejor para dar vida al malvado Waldo Lydecker, y el mejor actor en aquel momento era, sin ningún género de dudas, Clifton Webb. Tras el rotundo éxito de LAURA, Webb seguiría recreando personajes maravillosos en la gran pantalla. Memorable fue su trabajo como el elitista Elliot Templeton en la ya mencionada EL FILO DE LA NAVAJA, en la que coincidiría nuevamente con Gene Tirney, así como su creación del curioso mister Belvedere en la hilarante comedia NIÑERA MODERNA, hilarante comedia de Walter Lang. Su última película fue un estupendo film anticomunista del incombustible Leo McCarey, SATANÁS NUNCA DUERME, en la que interpretó a un sacerdote católico en la China de Mao Tse-tung. Su compañero de reparto, que también daba vida a un cura, fue William Holden. Tras esta película, Webb se retiró definitivamente, pasando los últimos cinco años de su vida en su casa de Beverly Hills, donde murió de un infarto en 1966.
La contribución de estos cuatro actores al éxito de LAURA fue extraordinaria. Pero el proyecto no habría podido llevarse a cabo sin el verdadero artífice del film, el gran director, guionista y productor Otto Ludwig Preminger. Nacido en 1906 en Viena, era hijo de un funcionario de cierta importancia del antiguo Imperio Austro-Húngaro, lo que le permitió acceder a una buena educación, licenciándose en Derecho y Filosofía. Pero lo que realmente le atraía era el teatro, y acabó consiguiendo hacerse cargo de la dirección de un pequeño teatrillo vienés. Poco después sustituyó a Max Reinhart al frente del Josefstad, donde montó más de cincuenta obras. Su primera película, DIE GROSSE LIEBE, data de 1931, pero en 1934 emigró a EE UU huyendo de los nazis, ya que era judío. Como se ha dicho al comienzo de este ensayo, fue su amistad con Joseph Schenck y su gran experiencia teatral lo que le abrió las puertas de Hollywood, donde pronto destacaría por encima de otros directores gracias a su forma de plantear las historias, en las que predomina el enfrentamiento abierto entre un mundo romántico y decadente, que él conocía muy bien, y otro objetivo y realista, y por tanto, más sórdido. Cineasta muy personal e independiente, su obra cinematográfica se caracteriza por un inteligente empleo de los planos largos y una cuidadísima puesta en escena. Su extensa filmografía está repleta de títulos que son obras maestras del Séptimo Arte: ¿ÁNGEL O DIABLO? (1945); EL ABANICO DE LADY WINDERMERE (1949); CARA DE ÁNGEL (1953); RÍO SIN RETORNO y CARMEN JONES (ambas de 1954); EL HOMBRE DEL BRAZO DE ORO (1955); ÉXODO (1960); TEMPESTAD SOBRE WASHINGTON (1962) En su tiempo fue uno de los directores más respetados de la industria, especialmente por su postura desafiante frente a la rígida censura, a la que se enfrentó abordando, como productor independiente, interesantes y polémicos proyectos cinematográficos. Preminger fue también un gran actor, y gracias a su característico acento germano, interpretó en varias ocasiones el papel de oficial nazi. En los sesenta intervino en la legendaria serie BATMAN, protagonizada por Adam West, dando vida a Mr Freeze. En la misma serie trabajó también Vincent Price, encarnando el personaje de Egghead. Preminger falleció en Nueva York en 1986, rodeado de un prestigio ganado a pulso y de la admiración de millones de cinéfilos de todo el mundo.

El sueño de la razón...Tampoco podemos pasar por alto a Joseph La Shelle, uno de los más grandes directores de fotografía que han existido, un hombre capaz de conseguir que una imagen en blanco y negro parezca más realista que el mejor fotograma en color. La Shelle nació en Los Ángeles en 1900 y murió en La Jolla, California, en 1989, dejando tras de sí un espléndido trabajo en docenas de películas inolvidables. Fue el fotógrafo favorito de Preminger, que recurría a él siempre que era posible. Otro genio del cine que reclamaba constantemente los servicios de La Shelle fue Billy Wilder, con el que trabajó en EL APARTAMENTO (1960); IRMA LA DULCE (1963); BÉSAME, TONTO (1964) y EN BANDEJA DE PLATA (1966)
A pesar de los innegables valores de LAURA, la Fox decidió que la película más adecuada para optar a los Oscars era WILSON, la biografía del presidente Thomas Woodrow Wilson dirigida por Henry King. Pese a todo, el film de Preminger fue nominado para cinco premios: director, actor secundario (Webb) guión, dirección artística y fotografía en blanco y negro. Sólo obtuvo este último galardón. El resto de los premios se fueron para SIGUIENDO MI CAMINO, de Leo McCarey, que se llevó los tres primeros premios, y LUZ QUE AGONIZA, de George Cukor, que se quedó con el Oscar a la mejor dirección artística. La ceremonia tuvo lugar en el Grauman´s Chinese Theatre de Hollywood el 15 de marzo de 1945.
La terquedad de Preminger se materializó en uno de los films negros más estilizados y eficaces, una de las mayores obras maestras de la historia del cine. Un film irrepetible, como irrepetible fue la época, turbulenta pero magnífica, en que se rodó.

2 comentarios:

  1. Soy Antonio Quintana Carrandi, el autor de este artículo. No tengo inconveniente en que lo tengas en tu blog, siempre y cuando cites su procedencia (el Sitio de cienciaficción de Francisco José Súñer Iglesisas) y añadas un enlace al trabajo en el mencionado Sitio

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  2. MENUDA VERGÜENZA TÍO!!! TE DEDICAS A PLAGIAR ARTICULOS DE LOS DEMÁS PARA QUEDAR DE GÜAY!!!.

    ESPERO QIE LOS OTROS ARTÍCIULOS QUE HAYAS PUBLICADO NO LOS HAYAS "ESCRITO" DE LA MISMA MANERA!!!!

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